
Madrid Air Sim Meeting 2016
No eran todavía las ocho en punto de la mañana, y ya nos agolpábamos los miembros del club participantes en el que, probablemente, haya sido uno de los eventos de divulgación aeronáutica más grandes de todos aquellos en los que hemos participado, llenos de ilusión y nervios, pero, sobre todo, ganas de enseñar a pequeños y grandes los entresijos del mundo de la aviación ligera, en el que nos desenvolvemos como pez en el agua. Para ello, contamos con un estand convenientemente equipado con dos pantallas y múltiples fotos representativas de las actividades que llevamos a cabo durante un año, así como la estrella de nuestra participación y, probablemente, una de las del evento: el simulador de vuelo sin motor puesto a punto por miembros del Club.
Varias fotografías presentes en nuestro stand de las actividades en las que participamos este año
(Fotografía de Gonzalo Flores)
El inicio de la frenética jornada auguraba un día agotador en el que llevar los turnos a rajatabla no sería nada fácil, teniendo en cuenta que la gran mayoría de participantes del Club éramos también voluntarios de la organización. Sin embargo, el mecanismo diseñado con anterioridad comenzó a rodar bien engrasado: en el estand, un mínimo de dos personas se encargaban de la información general de nuestras actividades, contando para ello con las citadas fotos, una presentación-resumen y un vídeo divulgativo que no dejaba indiferente a absolutamente nadie que pasaba a nuestro lado. Asimismo, en el estand también se repartían las tarjetas imprescindibles para el acceso al tan ansiado vuelo en simulador, situado a puerta cerrada y custodiado por otro miembro encargado del recibimiento y formación de grupos reducidos de ocho personas, que recibirían de su parte una introducción al contexto histórico del avión accidentado sobre el que se construyó el mismo. Una vez en contexto y, una vez dentro de la sala de simulación, otro de nuestros avezados pilotos o miembros con experiencia de vuelo ofrecería a los grupos un briefing personalizado orientado a su familiarización teórica con el vuelo a vela y a la adquisición de unas nociones básicas sobre el manejo del aparato del cual tomarían los mandos en apenas unos minutos, finalizando con una rápida descripción de la misión a llevar a cabo.
Con el fin de permitir el vuelo de la mayor cantidad de personas posible, la misión a realizar fue idéntica en todos los casos: una maniobra de aproximación y aterrizaje desde la posición de viento en cola, justo en paralelo con la pista objetivo. Si bien es cierto que pilotar no es algo que, en general, se aprenda al primer vuelo, la situación no resultó en extremo desastrosa para muchos de los primerizos que se pusieron en nuestras manos, consiguiendo en muchos casos encadenar virajes sin mayores problemas bajo la supervisión de nuestros instructores, aunque el aterrizaje sea un momento que todavía se resiste a muchos.
Al final, con el hardware del aparato tan exhausto como nosotros, pudimos concluir la jornada con una declaración de éxito absoluto, habiendo contabilizado una cantidad superior a las 250 personas en nuestro simulador que, a buen seguro, se llevaron una magnífica sensación, la sensación moverse en libertad a través del aire, aunque esta vez sea desde el suelo.